Con licencia para el maltrato animal

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Producto de las denuncias publicadas en Natural Press en septiembre de 2020, el, entonces, Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), Ricardo Lozano Picón, ordenó realizar una visita técnica de seguimiento a los Centros de Atención Valoración y Rehabilitación (CAVR) operados por Bioandina Colombia propiedad del veterinario Orlando Feliciano. El resultados de los informes responderán si está Con licencia para el maltrato animal.

Los resultados de estos informes no sólo despejan cualquier duda sobre la veracidad de las denuncias publicadas por este medio, dejan entre ver una duda razonable sobre si hubo omisión por parte de las autoridades ambientales frente al manejo de ambos establecimientos.

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El informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible revela impactantes detalles de maltrato animal, manejos anti-técnicos e incluso presuntos delitos contra la fauna silvestre y contra el patrimonio de todos los colombianos.

Tras una larga espera de aproximadamente tres meses, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hizo llegar los informes 755 y 756 al Representante a la Cámara Juan Carlos Losada Vargas quien consideró de suma importancia darlos a conocer.

Solo a finales del mes de diciembre el Ministerio le hizo llegar a Natural Press los resultados de la visita a los CAVR de Bioandina, documentos con un elaborado nivel de detalle especificidad respecto de las falencias e incumplimientos a las normas y leyes que rigen el funcionamiento de los CAVR.

Una Sorpresiva Visita a Mesitas del Colegio

Teniendo en cuenta el más reciente informe del Ministerio de Ambiente, Los CAVR operados por Bionadina Colombia, no están cumpliendo con las normas consagradas en la ley, generando graves consecuencias al patrimonio natural de todos los colombianos, a pesar de ello, parecen no estar en el radar de los órganos de control del país y mucho menos bajo el control real de las autoridades ambientales que desconocen si este es un centro con licencia para el maltrato animal.

Los resultados de las visitas realizadas en el mes de septiembre por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible a los CAVR de Bioandina cuando Natural Press publicó su informe especial El Verdugo de la Conservación, despejan cualquier duda y comprueban la veracidad de las denuncias realizadas por sus ex empleados cuyas evidencias ya eran demoledoras.

La visita del Ministerio al CAVR de Mesitas del Colegio que se realizó el 15 de septiembre, concluyó que el sitio en ese momento contaba con buenas instalaciones “y su deterioro era propio del desuso”. Hace dos años la CAR Cundinamarca dejó de contratar con Bioandina y pasó los animales a su propio Centro de Atención Valoración y Rehabilitación.

Según el Ministerio, los pumas “están en un recinto insuficiente para manifestar su comportamiento natural, al interior del encierro no se evidenciaron elementos para acondicionamiento ambiental ni tampoco restos de comida”. A pesar de que Bioandina le aseguró al Ministerio que los animales son alimentados diariamente con cuatro libras de menudencias, huesos con carne y presas vivas, no había evidencia alguna de restos de comida en el encierro, lo cual hace dudar de la veracidad de versión.

En cuanto a la disponibilidad de agua, “el recinto tenía dos piletas que al momento de la visita estaban vacías” según lo afirmó el Ministerio de Ambiente.

A pesar de que el predio cuenta con 52 hectáreas hoy sin presencia aparente de animales como en años anteriores, el Ministerio de Ambiente le recomendó al conservacionista mejorar las condiciones de los encierros de los pumas, pero, “El Dr Feliciano manifestó que por razones de seguridad no se ha contemplado cambio de recinto en el que los animales han vivido por más de 10 años”. aseguró el Ministerio.

El par de pumas entregados con la figura Amigos de la Fauna por parte de la Corporación Autónoma del Quindío CRQ, no podrán volver a la vida silvestre por lo que sus condiciones son de cautividad permanente y según el Ministerio “a los animales se les deberían mejorar sus condiciones”. Pero la misma Corporación Autónoma que está obligada a hacer el seguimiento de los ejemplares los dejó a su suerte, por lo que ninguna autoridad le exige a Feliciano Cáceres cumplir con las mínimas condiciones que contempla la ley. Estos dos pumas son protagonistas de una historia repetitiva.

Seguido de esto el Ministerio en su informe enuncia las condiciones sobre las que deben mantener los animales para no violar la Ley de maltrato animal y las cinco libertades animales.

Según el Ministerio, los pumas “están en un recinto insuficiente para manifestar su comportamiento natural, al interior del encierro no se evidenciaron elementos para acondicionamiento ambiental ni tampoco restos de comida”. A pesar que Bioandina le aseguró al Ministerio que los animales son alimentados diariamente con cuatro libras de menudencias, huesos con carne y presas vivas, no había evidencia alguna de restos de comida en el encierro, lo cual hace dudar de la veracidad de versión.

El CAVR de Mesitas del Colegio parece ser un sumidero de animales sin seguimiento ni autoridad. El Ministerio deja claro en el informe que tres Corporaciones deberían controlar la actividad del centro y hacerle seguimiento, La CAR de Cundinamarca, CORPOGUAVIO Y CRQ, pero resulta preocupante la presunta violación de las normas consagradas en la ley según las evidencias entregadas en el informe.

En la visita, el Ministerio de Ambiente exigió al veterinario la entrega de las hojas de vida de los animales presentes en el CAVR, las historias clínicas de los especímenes, los libros físicos de registro y control y la documentación que respalda la legalidad de la tenencia y del traslado de tan sólo ocho animales, pero Feliciano Cáceres no contaba con esta documentación, lo cual implica una clara ilegalidad en el funcionamiento del CAVR.

Al solicitar una explicación sobre los documentos legales que respaldan tanto el funcionamiento del centro, como la tenencia de los animales, el informe indica “que al haber pocos animales en el lugar no se contaba con la información a la mano”. Situación que según el MADS se “configura un claro incumplimiento a los protocolos señalados en la Resolución 2064 de 2010”.

Ni el Director de Bionadina, ni la veterinaria del sitio, que debe ser una de las responsables del manejo informativo, ni las dos corporaciones y los cuatro funcionarios que acompañaron la visita por parte de la CAR Cundinamarca y CORPOGUAVIO, respondieron por los documentos legales que no sólo deben reposar en las entidades.

Según el informe, “deberían mantener soportes de la procedencia legal de los animales, los salvoconductos, actas de entregas, libros físicos con el registro de ingresos y egresos, procedimientos y eventualidades”

Nada de lo anterior permanece en el CAVR, al parecer la cultura de la legalidad no es usual en el funcionamiento de estos centros de recepción de animales de Bioandina Colombia.

Carolina Hernández es la veterinaria de los centros de recepción de Mesitas y Guasca, aunque las normas contempladas en la ley obligan que cada centro debe tener un veterinario, un biólogo y personal técnico, para atender eventualidades de nueve osos y otros 16 animales entre aves, reptiles y mamíferos, los más de 245 millones de pesos, asignados por CORPOGUAVIO al veterinario por un contrato de prestación de servicios para el año 2020, no le permiten contratar más profesionales tal y como lo establecen los protocolos de la Resolución 2064 de 2010. La misma veterinaria debe atender los dos centros de Recepción Animal con distancias de más de 120 kilómetros y más de tres horas de recorrido entre uno y otro.

Una situación tan precaria en cuanto a la atención de las necesidades de los animales explica un aberrante caso de manejo anti técnico, que no había sido narrado por Natural Press y que el Ministerio de Ambiente conoció, un caso que debería ser investigado por CORPOGUAVIO y La CAR.

A la sede de Bioandina Colombia en Mesitas del Colegio, llegaron tres primates del municipio de Medina en Cundinamarca y dos de ellos fueron encontrados muertos en su encierro. “Uno de los individuos se encontró parcialmente mutilado y en estado de descomposición, razón por la cual no se realizó necropsia y al segundo se le realizó el procedimiento pero tampoco se contaba con la evidencia documental del procedimiento” afirma el Ministerio de Ambiente en su contundente informe. En conclusión, saber por qué murieron los ejemplares no es una pregunta que Feliciano Cáceres y la veterinaria a cargo del CAVR pudieron responder.

Se encontró un Mono en estado de descomposición

Pero no es la única duda que deja este aparte del informe, ¿cuánto tiempo debe pasar para que un animal empiece a descomponerse?, acaso ¿cuánto tiempo llevaban esos primates sin atención ni comida para que alcanzaran a mutilarse y descomponerse?, y por supuesto ¿por qué con 52 hectáreas de disponibilidad y encierros suficientes para ubicar los animales, hacerles acondicionamiento ambiental, enriquecimiento para controlar el estrés los animales siguen sometidos a espacios reducidos y al maltrato? ¿Por qué si CORPOGUAVIO ha asignado recursos para el cuidado de los animales, suceden hechos que demuestran un manejo anti-técnico de los individuos?

No conocemos la respuesta a estas preguntas, mucho menos tendremos certezas  por parte del veterinario Orlando Feliciano, pues Natural Press solicitó nuevamente, hace pocos días, una entrevista para que explique estos hechos y de nuevo sólo obtuvimos silencio por su parte.

El Ministerio reportó en su visita la muerte de los monos para que sea investigado por las autoridades que tienen la responsabilidad y competencia, pero en los dos centros sucedían cosas similares y hasta el momento no se han conocido sanciones por parte de las CARs cuya función, según la ley, es de Autoridades Ambientales más que de financiadores de establecimientos en donde probadamente se ha venido cometiendo maltrato animal.

Como lo confirmaron los ex empleados de Orlando Feliciano que denunciaron el mal estado del centro desde hace más de una década cuando apenas iniciaba, el CAVR de Mesitas que aún no cumple con algunos apartes de la Resolución 2064 de 2010 que determina las normas para que su funcionamiento sea legal.

Este Centro de Valoración y Rehabilitación de Fauna, de Bioandina Colombia en Mesitas del Colegio, sigue sin tener un lugar adecuado para hospitalización, procedimientos menores o sala de cirugías con las condiciones exigidas por las normas ambientales, el mismo espacio aún se mantiene sin vidrios en las ventanas, sólo que ahora permanece más despejado porque ya no hay hacinamiento de animales como lo demostraban los registros antes de que la CAR Cundinamarca le quitara 600 de ellos según lo aseguró la entidad y actualmente cuenta con un refrigerador que no sirve.

Dos días después de visitar el CAVR de Mesitas del Colegio, el 17 de septiembre de 2020, el Ministerio de Ambiente llegó hasta el CREAM de Guasca en Cundinamarca, la última vez que la entidad intento ingresar al lugar en el año 2017, el mismo Orlando Feliciano le negó la entrada a los funcionarios del Ministerio de Ambiente impidiendo que se pudiera evidenciar las reales condiciones de los encierros y los animales.

En el lugar son mantenidos en cautividad nueve osos , ocho de ellos en un supuesto plan de rehabilitación. El oso que más años tiene en ese lugar proviene de la Amazonía, con 17 años en cautividad hasta hace 18 meses cuando producto del mal estado de los encierros, escapó.

El animal deambula por las cercanías del supuesto “Santuario del Oso de Anteojos” a su voluntad, es como si hubiese sido liberada pero sin cumplir con los estándares, protocolos y requerimientos de una liberación técnica, juiciosa y profesional necesaria para tomar una decisión como liberar un oso andino.

El animal es promocionado en Instagram a través de una imagen falsa, que corresponde a un oso del Ecuador y seguramente el autor de la fotografía @jessfindlay no se ha percatado de que su obra está siendo usada para conquistar donantes conmovidos con su belleza. Su nombre es Niebla, una hembra entregada por Corpoamazonía en el año 2003.

Según Corpoamazonía, no existe información sobre el animal, historia clínica, salvoconducto,evaluación de comportamiento. Nada garantiza la legalidad de la presencia del oso en el CREAM de Guasca. El animal fue trasladado desde la Amazonía según la Autoridad Ambiental pero hoy los documentos legales no han sido encontrados por la entidad que ha dejado durante 17 años un oso sin darle un destino final tal y como lo exige la ley.

Orlando Feliciano habla de una liberación para el animal y Corpoamazonía de un cautiverio permanente para Niebla. Sin análisis comportamental es imposible determinar cuál será su destino, pero eso tampoco está entre los documentos legales que debe mantener el veterinario.

En el Santuario del Oso de Anteojos o CREAM de Guasca, Corpoamazonía tiene dos osos más pero nunca han hecho seguimiento sobre el estado de sus animales y tampoco se sabe por qué al momento de no haber sido rehabilitados exitosamente, la Corporación no definió un destino final para ellos.

El resto de los osos son responsabilidad de cuatro corporaciones, CRC del Cauca quien anunció visita técnica próximamente y según su director Yessit González han solicitado información a Orlando Feliciano sin respuesta.

“Hemos decidido con nuestro equipo jurídico radicar una tutela porque no ha sido posible recibir información por parte del veterinario para conocer el estado del oso, la historia clínica y su situación actual para decidir su reubicación y buscar una forma de rehabilitación para su liberación si eso fuera posible”, afirma el Director de la CRC del Cauca.

Yessit González le explicó a Natural Press que desafortunadamente con la denuncia de Natural Press la entidad conoció que el oso estaba en manos de la Fundación Bionadina, encontraron el convenio y salvoconducto del animal.

Pero resulta preocupante que el Ministerio de Ambiente afirma que la entidad le entregó según Orlando Feliciano dos osos en esa misma oportunidad y uno de ellos murió, sin embargo el Director de la entidad afirma que fue entregado un sólo animal al veterinario.

Otras corporaciones que tienen competencia sobre los osos son Corporinoquía, Corponor, Corpoboyacá, entidades que no han hecho visitas de seguimiento ambiental y Corpoguavio que a pesar de que deberían hacer seguimiento y control a las actividades del CREAM que está en su jurisdicción, aseguran en informes públicos que los animales están en excelente estado, en encierros adecuados, con un correcto acondicionamiento ambiental, cuando el Ministerio afirma todo lo contrario.

La visita técnica de seguimiento, que el Minambiente realizó al CREAM de Guasca, operado por la Fundación Bioandina Colombia, fue recibido por un séquito de siete mujeres de la Subdirección de Gestión Ambiental de Corpoguavio encargadas de hacer el seguimiento del funcionamiento del CAVR de Bioandina.

“A simple vista, el espacio destinado para los individuos (provenientes de Corpoamazonía) es insuficiente para el desarrollo de su comportamiento natural. No se evidenciaron rastros de actividades de enriquecimiento ambiental, disposición de agua de bebida ni alimento”, aseguró el Ministerio de Ambiente en su informe.”

Si en Mesitas se encontraron irregularidades, Guasca y el Santuario del Oso de Anteojos deberán ser un verdadero material de estudio para la Procuraduría, la Contraloría e incluso la Fiscalía General de la Nación.

Allí se presentaron un sin número de evidencias de su mal funcionamiento y de presuntas violaciones a la ley,

En la visita, Corpoguavio y la Fundación Bioandina, debían haber aportado los documentos legales para la tenencia de los animales y el funcionamiento del CREAM. Su Director Marcos Urquijo le aseguró a Natural Press que los documentos reposan en los archivos de la entidad y fueron enviados recientemente al Ministerio.

Ni Corpoguavio, ni Orlando Feliciano Director del CARV entregaron la información legal de tenencia de los animales al momento de la visita.

Según un reporte enviado por el mismo veterinario Feliciano, al Representante a la Cámara Juan Carlos Losada Vargas, toda la información como informes sobre el estado de los animales que recibe, salvoconductos, entre otros, “reposan en manos de las autoridades ambientales encargadas de hacer el seguimiento y control y considera que como entidad privada no está obligado a tener los documentos solicitados”, atribuyendo la responsabilidad en las autoridades ambientales pero según la Resolución 2064 de 2010 es obiligación del CAVR tener la información legal en su poder.

Natural Press recibió por parte Corpoguavio información digital entregada por el veterinario, pero la información a la que se refiere la Resolución 2064 de 2010 que respalda el funcionamiento y la legalidad de la tenencia de los animales, tiene formatos especiales, exige libros contables como el del CAV llevados a mano e historias clínicas procesadas  con sellos de los veterinarios que hacían los seguimientos del estado de los especímenes.

‘Pasante’, el oso muerto bajo la tutela de Feliciano

Una muestra de ello, es la historia clínica de “Pasante”, el oso que murió en el “Santuario del Oso de Anteojos” documento que fue entregada en días pasados  por la misma Fundación Bioandina a un Juez de la República. Sin embargo el veterianrio le afirmó al Ministerio que documentos como esos no los tiene en su poder.

La última página de la historia clínica de Pasante, el oso muerto, como lo dice el documento, a causa de infarto cardíaco y paro respiratorio causado por broncoaspiración. También se encontraron lesiones causadas por los lazos y por un objeto punzante.

En el informe, el Ministerio de Ambiente resaltó la responsabilidad de hacer valer los principios de La Ley 1774 de 2016 sobre el maltrato animal y la Libertad fisiológica: Ausencia de hambre y sed. Libertad ambiental: Ausencia de incomodidad o malestar físico y térmico. Libertad sanitaria: Ausencia de dolor, enfermedad y lesiones. Libertad psicológica: Ausencia de miedo y angustia.

Ocho osos están distribuidos en cuatro encierros, “no están marcados  con chips o microchips como lo exige la resolución 1172 de 2004 por la cual se establece el sistema Nacional de Identificación de Especies de Fauna Silvestre en Condiciones Ex situ”, según el Ministerio de Ambiente, lo que se traduciría en otra irregularidad en el CREAM de Bioandina Colombia. Ningún animal en el sitio está marcado.

Una de las preocupaciones de la ausencia del marcaje de los animales es la dificultad  del reconocimiento de los mismos sobre todo cuando el mismo Ministerio reconoce la fuga de uno de los osos que hoy deambulan por el santuario y las fugas que incluso por historias clínicas y testimonios parecen ser frecuentes en el lugar.

Sin el marcaje de estos animales ¿quién garantiza que los especímenes que hoy permanecen en poder de Orlando Feliciano sean los mismos que dice tener y que provengan de donde dice que provienen?, los incumplimientos a la ley son evidentes en el informe ministerial.

Uno de los hechos más preocupantes planteados por Orlando Feliciano es su deseo de reproducir osos en Cautividad. El informe del Ministerio asegura que, según el veterinario para el mes de febrero y con recursos que no son del Estado “manejará recintos interconectados que permitan la libre movilización de los especímenes a lo largo del predio con la finalidad de preparar a los osos para su liberación y en caso de no ser viable se plantea un programa de reproducción” afirma el informe.

El Ministerio finaliza diciendo que los protocolos para tal hecho, “son de uso de la organización por lo tanto serán socializados más tarde”.

Lo anterior tendrá que estar en la lupa de las autoridades ambientales del país teniendo en cuenta que los osos son propiedad del Estado colombiano y el CREAM no tiene autorización para funcionar como zoocriadero.

El Santuario tiene un encierro de 2.800 M² con tres osos listos para liberar a la vida silvestre, según dice el informe que el veterinario le hizo saber al Ministerio de Ambiente.

El lugar de acuerdo al informe, “no tiene material vegetal por el pisoteo constante de los animales lo que no permite su desarrollo, es una zona amplia que está a la intemperie, no fue posible divisar zona de disposición de alimentos, agua, ni enriquecimiento ambiental, el área tampoco cuenta con plataformas, zonas de refugió o árboles que permitan al animal trepar”.

Las observaciones hechas por el Ministerio de Ambiente también fueron evidenciadas por Corpoguavio y su equipo de profesionales al momento de la visita, sin embargo los informes entregados a Natural Press por la Corporación, negaron algunas de estas condiciones a pesar de asegurar que  hacen seguimiento cada dos meses.

Corpoguavio le aseguró a Natural Press que los animales eran alimentados una vez al día en las mañanas, que los encierros tenían agua permanentemente en recipientes, sitios para resguardarse y que a los osos  se les hacía acondicionamiento ambiental con alimentos como coco, puyas con miel y elementos al interior de los encierros, incluso reportaron pozas de agua para que los osos expresaran sus comportamientos naturales pero al momento de la visita, el Ministerio no pudo evidenciarlo.

“El lugar de acuerdo al informe, “no tiene material vegetal por el pisoteo constante de los animales lo que no permite su desarrollo, es una zona amplia que está a la intemperie, no fue posible divisar zona de disposición de alimentos, agua, ni enriquecimiento ambiental, el área tampoco cuenta con plataformas, zonas de refugió o árboles que permitan al animal trepar”.

Una vez más el veterinario impidió que los funcionarios del Ministerio se acercara a los animales para verificar su estado, con el argumento de provocarles estrés por lo que no fue posible conocer de cerca el verdadero corportamiento de los animales un hecho ya recurrente y denunciado incluso en un informe realizado por el Ministerio de Ambiente y la Universidad Javeriana en el año 2010 cuando el conservacionista le negó la entrada al Ministerio para hacer fotos de registro del CREAM, documento en el que se evidenciaron varias denuncias ya conocidas.

Los osos de Corpoamazonía la hembra y macho que el veterinario se comprometió a rehabilitar en el año 2014 permanecen en un encierro que según el Ministerio “no cuenta con refugio, área para la disposición de agua, a ni alimentos, la base del encierro es en tierra y debido a la lluvia se forman charcos que podrían ocasionar lesiones en los miembros posteriores”.

Los animales están expuestos al sol y la lluvia de manera constante y el informe afirma que “a simple vista el espacio destinado para los individuos es insuficiente para el desarrollo de su comportamiento natural. Al momento de la visita los dos osos no tenían alimentos, ni agua y tampoco enriquecimiento ambiental”.

El recorrido del Ministerio continuó, Aguazul el oso de Corporinoquia está en un encierro solitario, nuevamente el veterinario no permite que se acerquen para verificar el estado del animal, el pretexto de la rehabilitación esconde el estado real de los animales que al final  en las líneas del informe aseguran que “lo que sí es evidente es el precario estado del encierro y la fragilidad de la estructura, la malla está oxidada debido a las constantes lluvias”. Nuevamente no es posible observar el estado real del oso.

Respecto al oso Aguazul, proveniente de la jurisdicción de Coporinoquía, el Ministerio de Ambiente afirma que “No es posible evidenciar las condiciones internas del mismo en razón a que no se permite el acercamiento, en ese sentido, tampoco es posible valorar condiciones clínicas y/o comportamentales. Lo que sí es evidente, es el precario estado del encierros y la fragilidad de su estructura, la malla está oxidada debido a las constantes lluvias en la zona”.

El CREAM de Guasca tampoco cumple con las condiciones, el modelo de negocio está más enfocado a la recaudación de fondos mediante las donaciones y el turismo en la reserva que a cuidar, rehabilitar y liberar animales. Un auditorio equipado para educar, se improvisa como sala de atención de animales cuando es necesario, también como espacio para cuarentena, hospitalización, todo sin las condiciones exigidas por la ley en Colombia, sin embargo desde el año 2007 Corpoguavio conoce las condiciones  de la Fundación Bionadina quien, no tiene las condiciones para funcionar como un CAVR según la reglamentación ambiental.

Al momento de la visita los suministros disponibles en la zona de alimentación no correspondían a la dieta que supuestamente seguían con los animales. También  se afirmó que todo el tiempo tenían disponibilidad de agua en vasijas de acero inoxidable pero en el recorrido por los encierros los animales no tenían agua.

Tal vez una de las prácticas más irresponsables y temerarias, por parte del veterinario Feliciano Cáceres son los medicamentos vencidos una de las denuncias que exempleados de la Fundación Bioandina Colombia hizo a Natural Press, pero fue la entidad rectora de la política ambiental en Colombia quien descubrió que estas no eran denuncias falsas.

Medicamentos y anestésicos vencidos

El Ministerio de Ambiente pudo corroborar que los medicamentos que Orlando Feliciano Cáceres tiene, están vencidos, algunos de ellos son anestésicos con más de tres años de haber expirado su fecha de vencimiento, situación que seguramente debiera llamar la atención del Consejo Profesional de Medicina Veterinaria y Zootecnia de Colombia.

Este medicamento, con registro del ICA No. 1429 DB, corresponde a un preanestésico y tranquilizante conocido comercialmente como Tanquilán y según veterinarios consultados por Natural Press, es un medicamento de muy fácil accesibilidad, no se entiende la razón por la cual tenga más de tres años de haberse vencido.” title=”

Cabe resaltar que en el contrato asignado por Corpoguavio, al veterinario Feliciano, de un total de 230 millones de pesos, hay una asignación de más de 30 millones a medicamentos, alimentación y exámenes clínicos.

En Guasca tampoco existen documentos que verifiquen la legalidad para el funcionamiento del sitio y la tenencia de los animales, al momento de la visita del Ministerio, Corpoguavio no hizo entrega de ningún documento que legalmente demostrara que, tanto esa entidad como “autoridad ambiental”, como el veterinario propietario del CREAM legalmente puede ejercer su actividad bajo el manto de la legalidad.

En la visita del Ministerio de Ambiente confirma una a una las denuncias realizadas por exempleados de la Fundación Bioandina Colombia y publicadas a través de Natural Press en sus informes anteriores, “El Verdugo de la Conservación” y “El Coleccionista de Osos”.

El informe elaborado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible hace un llamado a las autoridades ambientales a realizar visitas técnicas y tomar decisiones sobre la disposición final de los osos andinos que permanecen en este establecimiento y que fueron confinados allí para ser rehabilitados y hoy su tenedor asegura querer reproducirlos en cautiverio.

Sin duda alguna, la pregunta más importante hasta el momento, en referencia a esta grave denuncia que ha dado a conocer Natural Press es: ahora que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, las Corporaciones Autónomas Regionales y las entidades de Control, como la Procuraduría, Contraloría y Fiscalía, saben lo que realmente está sucediendo en esos lugares de tenencia de animales y las irregularidades evidenciadas por el MADS, ¿qué piensan hacer?

Hoy cuatro osos esperan ser liberados y otros la posibilidad de ser puestos en un lugar donde se respeten sus derechos.

Este video, según denunciantes, fue captado en el año 2017, las condiciones de los encierros no eran las adecuadas, tal y como lo denunciaron exempleados de la Fundación Bioandina en su época. Del mismo modo lo corroboró el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en la visita técnica adelantada el día 15 de septiembre del 2020.

En el año 2005, cuando el actual viceministro de ambiente, Francisco Cruz Prada, era el director de la Corporación Autónoma Regional de Caldas, Corpocaldas, hizo entrega de un individuo de la especie Panherta onca, un Jaguar, a la Fundación Bioandina, con miras a su rehabilitación, en aquella oportunidad, el actual viceministro, al igual que muchas otras entidades del sector ambiental, depositó su confianza en Feliciano Cáceres para proteger la fauna silvestre.

El jaguar es una especie con un rango altitudinal desde los 0 hasta los 1.800 MSNM, muy inferior a las alturas del municipio de Guasca en Cundinamarca que rondan los 3.000 MSNM, en el informe del mismo Ministerio del cual Cruz Prada hace parte en el presente, se indica que el jaguar murió en el 2017 como consecuencia de “cardiomegalia y síndrome de mal de alturas”.

Años después, entre los años 2012 y 2015, el mismo Francisco Cruz se desempeñó como director de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la CAR Cundinamarca, esta es la dependencia desde donde se adjudica el rubro de contratación para el manejo de la fauna silvestre, es decir, es desde esta dependencia, dirigida en esa época por el actual viceministro, desde donde se le otorgaron a la Funndación Bioandina Colombia, dirigida por Feliciano Cáceres, más de 1.100 millones de pesos en convenios.

Fue hasta la siguiente administración cuando Cruz ya se desempeñaba en la Secretaría de Ambiente Distrital de la administración Peñaloza, cuando la CAR Cundinamarca tomó la decisión de construir su propio CAVR y hacerse cargo de la fauna bajo su propia responsabilidad como consecuencia de las constantes denuncias de maltrato y manejos anti-técnicos tanto en Mesitas del Colegio, como en Guasca según la misma entidad se lo afirmó a Natural Press.

Este es uno de tantos casos de ejemplo que evidencian que sin duda alguna las Corporaciones Autónomas Regionales entregaban animales al cuidado de Orlando Feliciano Cáceres de buena fe y bajo la expectativa de que la fauna silvestre, como patrimonio de todos los colombianos, fuera en realidad rehabilitada y liberada. Seguramente lejos estaban las suposiciones de todo lo ya mencionado en estos centros con licencia para el maltrato animal.

A pesar de la buena fe con la que seguramente actuaron las autoridades ambientales al haber confiado los miles de individuos de fauna silvestre en manos de Bioandina Colombia, es evidente que los funcionarios de mandos medios que deberían realizar el seguimiento y el control ambiental a estos establecimientos, se quedaron cortos en su labor y omitieron evidentes infracciones a la ley ambiental como lo ha dejado al descubierto el reciente informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Mano lava mano

Directivos de la Fundación Parque Jaime Duque, y la directora del Centro de Recepción de Fauna de la UDCA, entre otros, son socios de Orlando Feliciano en la fundación “Santuario del Oso de Anteojos”.

El 11 de septiembre de 2019 se reunieron algunas importantes personalidades del mundo de la Conservación en Colombia para dar vida a una nueva Fundación Sin Ánimo de Lucro, la bautizaron con el nombre de Fundación Santuario del Oso de Anteojos.

A pesar de que esta razón social es diferente y nueva, “el establecimiento del Santuario para Osos de Anteojos será en la Reserva Natural de la Sociedad Civil RNSC El Páramo”, propiedad de Orlando Feliciano en donde funciona desde el 2002 el CREAM o Centro de Rehabilitación de Especies de Alta Montaña operado por la Fundación Boanidna Colombia, que recibe jugosos contratos con recursos de las entidades del Estado colombiano.

En la página del Santuario del Oso de Anteojos, durante algún tiempo, estuvieron promocionados los osos en cautiverio para captar recursos a través de donaciones de privados que se conmovieran con las tristes historia de los animales y los supuestos heroicos esfuerzos realizados por el veterinario Feliciano Cáceres.

En múltiples oportunidades el veterinario dio a conocer a través de los medios de comunicación que se prestaron para promocionar la captación de donaciones, que “los recursos con los que se sostiene el santuario y la recuperación de los osos, dependen de particulares como la Fundación Parque Jaime Duque, que cumple más de un mes sin operar, y durante la contingencia tuvieron que dejar de aportar a los osos”.

Es que precisamente la Fundación Parque Jaime Duque aporta al Santuario del Oso de Anteojos porque algunos de sus directivos son miembros de esta nueva fundación presidida por Feliciano. El director del Jaime Duque, Rafael Torres Quin, aparece como primero en la lista de los fundadores de esta nueva razón social al igual que Mauricio Mancipe, el director de comunicaciones, también del Jaime Duque y también Rosalba Villamil Zorro, experta en temas financieros, tal como lo ha demostrado siendo la revisora fiscal del mismo Parque Jaime Duque. Al parecer la Fundación Parque Jaime Duque financia a otra fundación conformada por sus directivos, según Feliciano.

Pero también aparece Claudia Brieva, exdirectora de la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres de la Universidad Nacional quien en ese momento se unió al equipo de socios del Santuario, pero el 20 de noviembre de 2020 posterior a las publicaciones de Natural Press y por ocupaciones académicas, decidió renunciar.

Y finalmente, quien funge como presidenta del “Santuario” Ana Carolina Falla Beltrán, la Directora del Centro de Recepción de Fauna Silvestre en Convenio de Asociación Universidad UDCA – el Instituto Distrital para la Protección y el Bienestar Animal, IDPYBA.

Llama poderosamente la atención que algunos de los miembros fundacionales del “Santuario del Oso de Anteojos” son financiadores desde otra fundación y otros son conservacionistas, veterinarios, expertos en la recepción y rehabilitación de fauna silvestre, pero a pesar de ello, hacen parte de un establecimiento que según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, no cumple con los mínimos requisitos de ley para la atención de los animales, en donde se presentan casos de maltrato y manejos anti-técnicos, sin mencionar que no cuenta con la documentación para operar bajo los parámetros de la legalidad. De nuevo la pregunta de siempre: ¿complicidad u omisión con licencia para el maltrato animal?

La autoridad ambiental, al encontrar suficiente material probatorio al acompañar la visita realizada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, decide tomar acciones puntuales y suspender las operaciones de la Fundación Bioandina evitando así que más animales tengan que sufrir las condiciones de cautiverio en un lugar que no contaba con los mínimos requerimientos exigidos por la ley. Hacemos periodismo para el cambio. Con licencia para el maltrato animal.

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