Áreas protegidas en la Orinoquía siguen ganando terreno

La belleza de los atardeceres en las llanuras de la Orinoquía son soberbios. El sol despunta sus últimos rayos escondiéndose entre moriches, convirtiendo el agua en cristales y corriendo de los jejenes, las garzas enamoradas, se despiden con aleteos, mientras un velo de espuma, un anillo hecho con montes y una corona de picaflores, se visten de novia para casarse con la llanura ante la llegada de la luna. Áreas protegidas en la Orinoquía siguen ganando terreno.

*Foto de portada, Joao Marco Rosa

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Ese bosque de moriches, encendido por el atardecer, de colores brillantes, tapizado de agua y biodiverso en sus entrañas, esos ecosistemas que tienen pulsos con las lluvias de temporada, han sido uno de los tantos motivos  de inspiración de cantos y coplas y objetos para la conservación de esta región del país en la que todos los ecosistemas y servicios están dinamizados y regulados por el agua de ríos y lluvias, permitiendo que históricamente las comunidades protejan y valoren los sistemas que sustentan las economías locales y que componen esta región de Colombia presionada por los hidrocarburos, los monocultivos y las actividades agroindustriales.

Tan única es la Orinoquía Colombiana y en ella el departamento de Casanare y su liderazgo en la conservación de áreas privadas protegidas, que de 103 Reservas de la Sociedad Civil RNSC inscritas en el RUNAP (Registro Único Nacional de Áreas Protegidas), 57 están en los municipios de San Luis de Palenque y Trinidad equivalente al 56% de sabanas inundables conservadas y declaradas como reservas.

Ese liderazgo en la conservación de sus llanuras inundables repletas de biodiversidad y servicios ecosistémicos como una estrategia comunitaria de los municipios de San Luis de Palenque y Trinidad, conscientes de proteger un territorio presionado por los hidrocarburos y la agroindustria, visionado por varios gobiernos como zonas de interés de desarrollo rural y económico, han permitido que hoy sean los dos primeros municipios del departamento de Casanare con Sistemas Municipales de Áreas Protegidas.

Los dueños de cientos de hectáreas con paisajes diversos de zonas inundables repletos de flora y fauna prestadores de montones de servicios ecosistémicos, sintieron la necesidad de conservar para el futuro, de tener áreas que zonificadas les permitiera desarrollar actividades sostenibles, tener áreas de amortiguación y conservación tendientes a proteger los paisajes tradicionales llaneros y sobre todo conservar las rondas de agua esenciales para el desarrollo de sus actividades.

El interés por conservar fue tan grande, que las 103 áreas protegidas con las que cuenta el departamento como RNSC, también concentran cientos de hectáreas en categorías públicas como Reservas Forestales Protectoras Nacionales, Distritos Regionales de Manejo Integrado y una pequeña parte de los Parques Nacionales Naturales El Cocuy y Pisba.

Pero esos esfuerzos, era necesario centrarlos en un sistema que permitiera la generación de políticas e incentivos para esas comunidades dueñas de la tierra y preocupadas por la conservación. Durante el 2018 y 2019 autoridades ambientales, la academia, organizaciones no gubernamentales y los dueños de las RNSC, trabajaron de manera articulada y comprometida bajo el liderazgo de Fundación Cunaguaro y el Programa Riqueza Natural de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, en conjunto con la Asociación Calidris y las Alcaldías de Trinidad y San Luis de Palenque en Casanare, a través del proyecto “Estrategias para un Mejor Manejo de las Áreas Protegidas en las Sabanas Inundables de Trinidad, San Luis de Palenque y Paz de Ariporo”.

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El resultado principal, fue la creación y aprobación a través de acuerdos municipales de los primeros Sistemas Municipales de Áreas Protegidas- SIMAP en los municipios de San Luis de Palenque y Trinidad, Casanare,  primeros para el departamento.

Para Tatiana Ramírez, coordinadora general del proyecto y miembro de la Fundación Cunaguaro, es muy importante que Casanare cuente con Sistemas Municipales de Áreas Protegidas porque les permite tener mayor control, hacer seguimiento y gestión sobre las áreas protegidas que hacen parte del departamento y específicamente sobre los municipios de San Luis de Palenque y Trinidad y sus 57 áreas protegidas privadas.

“El SIMAP les permite generar un cambio de perspectiva respecto al ordenamiento territorial ya que el proceso que se está llevando en este momento de ordenamiento, tendrá una visión más ambiental, donde no priman solo las áreas de producción, como los hidrocarburos, las grandes extensiones de arroz y palma, también priman las áreas de conservación y lo más importante es que ese cambio de mentalidad va a estar basado en el criterio de todos los actores que hacen parte de los SIMAP” afirma Ramírez.

El ejercicio de conservación en San Luis de Palente y Trinidad, ya suma más de 70.000 ha de áreas importantes para la biodiversidad, prestadoras de servicios ecosistémicos, necesarias como reservas de agua para el desarrollo de actividades sostenibles, amortiguadoras para los efectos del cambio climático y vivas para el desarrollo de emprendimientos sostenibles y negocios verdes que incentiven el enorme trabajo que hacen quienes han destinado sus propiedades para la conservación y  el bienestar territorial.

Tatiana Ramírez es casanareña y ha recorrido como buena llanera las áreas de conservación del departamento a lomo y conoce como la palma de su mano los paisajes de San Luis de Palenque y Trinidad. La diversidad biológica y la funcionalidad ecológica de la Orinoquía son muy importantes para el departamento, las zonas de piedemonte de la cordillera oriental, las sabanas inundables en el centro, responden a las temporadas de lluvias convirtiéndose en enormes humedales llenos de biodiversidad y oferta hídrica son entornos mágicos para ella.

“Yo amo mi departamento y considero que es magia, que está lleno de oportunidades, contamos con una variación altitudinal y la presencia de diferentes cuencas hidrográficas que están asociadas al río Meta lo que nos hace un territorio megadiverso”.

Tatiana explica que esa diversidad de ecosistemas les permite tener municipios ubicados en las estribaciones de las montañas como: Támara y Chameza Otros ubicados en el piedemonte como Yopal y Aguazul y las sabanas inundables asociadas a municipios planos como San Luís de Palenque y Trinidad.

Tatiana reafirma la importancia de las sabanas inundables porque permiten una disposición constante o temporal de agua a lo largo del año y también recalca los moriches como refugio de animales y de muchas especies durante las temporadas secas. “Pero no solo son importantes para los animales, también son importantes para nosotros como comunidad”, sostiene.

Los moriches, un ecosistema adornado y con una alta presencia de palmas con el mismo nombre, son reservas permanentes de agua, durante la temporada seca, están tapizados por aguas frescas en las que se refugian cientos a animales que encuentran alivio, descanso y escondedero ante la ausencia de lluvias. Los moriches  mantienen la temperatura, la regulan y son un entorno fresco y con alimentos disponibles, por eso son un importante objeto de conservación.

Pero “la conservación sin recursos es conversación”, afirma de manera coloquial Jessica Contreras, coordinadora de incentivos para la conservación de la Fundación Cunaguaro y quien  considera que toda esa variedad de ecosistemas conservados gracias a las RNSC, necesitan de aportes e incentivos para sus comunidades.

“Trabajamos en la generación de herramientas que permitan direccionar inversiones públicas y privadas que le apunten a fortalecer los objetivos de conservación del sistema local de áreas protegidas, aportando a su sostenibilidad”. Jessica Contreras

Por eso el proyecto formuló con el aporte de diversos actores, unos portafolios a través del cual las empresas, organizaciones, entidades y hasta las personas interesadas en contribuir con la conservación, pueden orientar sus inversiones voluntarias y obligatorias, para que sean desarrolladas dentro de las áreas protegidas de los municipios de San Luís de Palenque y Trinidad.

Jessica asegura que han logrado recopilar información cartografía sobre las estrategias que ya se están desarrollando en el territorio para que sean fácilmente ubicadas dentro del portafolio para aquellos que quieren aportar a la conservación de los SIMAP a través de aportes a la restauración de  bosques, la generación de estrategias para la adaptación de los territorios al cambio climático, para la mitigación de los gases efecto invernadero, la apropiación de la cultura llanera como patrimonio material y cultural, el fortalecimiento  del turismo de naturaleza y los negocios verdes en las RNSC. Todo en una sola dirección, seguir empoderando a las comunidades de la Orinoquía colombiana en las conservación de su territorio y seguir aumentando la inclusión de municipios a los SIMAP como una estrategia de planificación y conservación. Áreas protegidas en la Orinoquía siguen ganando terreno.

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